miércoles, noviembre 28, 2007

Bours y sus pollos con cocaína

Por Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

Ni modo de no ocuparse del (des)gobernador de Sonora, entidad a la que ya casi compró, entre apoderarse de bienes raíces e inversiones a trasmano, con prestanombres que se llevan su tajada, (encabezados por Ricardo Mazón y su primo-hermano Roberto Mazón, entre otros). Siempre protagonista en la información, menos en la casi totalidad de los medios de comunicación en Sonora, salvo contadas ocasiones en El Imparcial que mantiene en alto la bandera de las libertades de prensa. Sobre todo Bours, enemigo-contestatario de Calderón arropando a Espino, no ha salido bien librado del cochinero del narcotráfico que, en el estado, es tierra de El Chapo Guzmán y los Arellano, jefes de los cárteles de Tijuana y Sinaloa, como acaba de informar el reportero Francesc Relea (El País: 22/XI/07).
Del 19 al 24 de noviembre, Bours fue protagonista de todos los medios de comunicación, porque su jefe de guardaespaldas: Lázaro González Cruz, con la orden de cateo federal (158/2007) fue objeto de una revisión sorpresa en su mansión, por denuncia radicada como averiguación previa de la PGR, relacionada con presuntas conexiones en el narcomenudeo. A nadie en Sonora se le escapa que el guarura de Bours y su jefe de policía estatal, disponen de toda clase de drogas para "sembrárselas" a quienes quieren perjudicar, y ejecutar las venganzas del despotismo de Bours.
Durante el cateo, el guardaespaldas se comunicó de inmediato con la policía estatal, para que lo auxiliara contra las policías de la secretaría de Seguridad Pública Federal y del Ministerio Público de la PGR, con lo cual logró tener tiempo y cuando entraron los federales la escena había sido arreglada. Hace tiempo que un testigo protegido informó que el hermano del (des)gobernador, Ricardo (el que hace y deshace en los fideicomisos para el botín), estaría implicado en las redes del narcotráfico.
Y en siete u ocho ocasiones, las fuerzas militares encargadas en Sonora del combate al narcotráfico, detuvieron camiones de la firma avícola de los Robinson-Bours, con pollos en los cuales se guardaba cocaína (entre veras y bromas, los sonorenses dicen que es la contribución culinaria de Bours). Y, constantemente, se sabe que el narcotráfico se apoderó ya de la entidad. Y en lugar de pedir más apoyo para su combate, Bours, sospechosamente, demanda que salgan los militares y las policías federales (Impacto, El diario: 22/XI/07).
Al parecer Bours quiere libre de soldados y policías encargados del combate al narcotráfico, en abierto desafío a esa competencia federal. Debe el (des)gobernador con su despotismo familiar, apoyado por su cuñado Mario G. Laborín de Nafin y Manuel Espino, esconder algún interés para que Sonora, sin participación de ninguna corporación policiaca y militar federales, quede desamparada y a merced del narcotráfico. Es una actitud de rebelión al orden constitucional que implica, en una primera lectura, que los narcos cuentan con el visto bueno de un Robinson-Bours que pretende manos libres, cuando por su prepotencia deben amarrárselas. Pero ya.

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