Estragos sociales
Si el gobierno federal no lanza propuestas viables para atender la pobreza, que ya afecta a 70 millones de mexicanos, puede gestarse un conflicto social de grandes proporciones. Tal es el diagnóstico del reporte Estragos del neoliberalismo en México 2008. Poder adquisitivo del salario mínimo, canasta alimenticia recomendable, explotación de los trabajadores y distribución del ingreso nacional.Según las conclusiones del documento, elaborado por cinco investigadores de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el modelo neoliberal instaurado en México desde los ochenta no sólo ha perjudicado a la clase trabajadora, sino que ha fomentado una polarización social en la que coexisten, por ejemplo, millones de pobres y el empresario Carlos Slim Helú, considerado uno de los hombres más ricos del mundo.Los autores del estudio: María Luisa Gaspar de la Teja, Jaime Vázquez, Luis Lozano y sus hijos David y Javier Lozano Tovar, sostienen que la política neoliberal iniciada en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado deterioró las condiciones de vida de los trabajadores, quienes son víctimas de las políticas de “flexibilización” del empleo.En este proceso, agregan, el gobierno mexicano ha mantenido “los bajos incrementos salariales y una política de apoyo incondicional a los empresarios”. Y explican: “La Secretaría del Trabajo ha propiciado una política de violaciones a los contratos colectivos, a los derechos laborales, prestaciones sociales y condiciones de seguridad en lugares de trabajo, así como ha dado permisividad hacia los gremios patronales”, El reporte indica que este proceso se aceleró en 1989, tras la caída del Muro de Berlín. Y enumera los costos que esto implica para la clase trabajadora: una mayor migración, desempleo y empleo informal, así como la precarización de los empleos existentes.“El neoliberalismo, entonces, se manifiesta como superexplotación al notarse un crecimiento del ejército industrial de reserva a nivel mundial, flexibilización laboral, disminución del costo de las mercancías, que implica la disminución del costo de la fuerza de trabajo, lo que significa la disminución de los salarios reales”, expone la investigación.Añade que China y Vietnam se han convertido “en el gran ejemplo en el mundo de crecer a costa de la sobreutilización de la mano de obra”, y México no es la excepción. Explica: si a un trabajador no le alcanza su sueldo, es lógico que ponga un puesto de dulces frente a una escuela o se emplee por las noches como repartidor de volantes, mesero o taxista.En el reporte se ponen varios ejemplos. Uno corresponde a un trabajador de la empresa llantera Michelin que produjo el valor de su salario en sólo 13 minutos, mientras que el resto de su jornada, alrededor de 7 horas con 20 minutos, produjo un valor que nunca tuvo en sus manos debido a que “los patrones y el gobierno” se lo apropiaron.
Carestía
En entrevista con Proceso, Luis Lozano y su hijo David, dos de los coautores del Estragos del neoliberalismo en México 2008. Poder adquisitivo del salario mínimo, canasta alimenticia recomendable, explotación de los trabajadores y distribución del ingreso nacional, destacan que el reciente aumento en el precio de la tortilla desencadenó una cascada de incrementos en otros productos, lo que puede provocar una crisis en varios sectores de la producción, además del agrícola.Y eso no es especulación, aseguran ambos investigadores del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM. Recomiendan al gobierno federal aplicar programas sociales para atender los reclamos de los sectores más depauperados.En el reporte, de 68 páginas y en el que participaron también estudiantes de la Facultada de Economía, los autores desmenuzan la forma en que los gobiernos neoliberales mexicanos propiciaron la pérdida del poder adquisitivo del salario, afectando principalmente a la clase trabajadora. Así mismo, hace una comparación de los productos de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) que, según el Banco Mundial, compraba una familia de cinco miembros con un salario mínimo en 1982, contra los que se podían adquirir en abril de 2008.En 1982, cuando el salario era de 12 viejos pesos, un trabajador podía adquirir dos CAR; en abril de este año, los 52.59 pesos apenas alcanzan para comprar 46% de una CAR, puesto que su precio es de 114.45 pesos.La CAR es una canasta de alimentos construida a partir de lo que los nutriólogos consideran necesario consumir en lo que atañe a calorías, proteínas, vitaminas y minerales para el desarrollo físico y mental del ser humano. Está considerada para una familia de cinco miembros: dos adultos, un adolescente y dos niños. En pleno 2008, el panorama es desalentador, sostienen los investigadores en su estudio.Pese a que los estudios económicos indican que de 1987 a la fecha el poder adquisitivo aumentó 21,900%, los investigadores sostienen que este aumento es “relativo”. Explican: si bien en enero de 2007 el salario se incrementó en 4%, ello no significó nada en comparación con el incremento del precio de los artículos de primera necesidad.Y continúan con los ejemplos. En 1982, dicen en su estudio, el salario mínimo alcanzaba apenas para comprar un kilo 800 gramos de carne de res; para el 1 de abril de este año sólo podían adquirirse 600 gramos. Con respecto a la leche, hace dos décadas se podían comprar casi 20 litros, ahora sólo alcanza para cinco litros.En este contexto, sostiene el estudio, la gestión de Felipe Calderón Hinojosa ha significado una disminución considerable del ingreso de los trabajadores, pues en 17 meses de gobierno “hay una pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario de 23.69%”.Lo anterior significa que si el 1 de diciembre de 2006 un trabajador debía laborar 10 horas con 10 minutos para comprar una CAR, en abril de 2008 debía trabajar 14 horas con 30 minutos para adquirir los mismos productos.Esta situación, indica el estudio, tiene su origen en el tope salarial de 4.25% impuesto por la administración calderonista que no corresponde con el incremento de los precios generalizados. “Sólo hay que recordar que el incremento de la gasolina de 2% mensual hasta acumular 12% anual, que fue aprobado por la Cámara de Diputados y Senadores, disminuyó el poder de compra de los trabajadores mexicanos”.
Conflictos latentes
Luis y David Lozano aseguran que esta problemática se agudizó desde la década pasada debido, entre otros factores, a la reforma al artículo 27 constitucional, a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como a la instrumentación de programas gubernamentales como Procede, Procecom y recientemente la producción de biocombustibles a base de caña de azúcar y maíz. Esto crea el escenario perfecto, dicen, para el conflicto social.Expone David: “Todas estas situaciones han llevado al borde del colapso a pequeños y medianos productores de maíz que se han visto enfrentados no sólo a la desleal competencia de los grandes productores (como Maseca), sino también de las trasnacionales”.Esto podría desencadenar conflictos sociales de grandes proporciones. “Habrá un período de fricción social, pues cuando la población está ante este tipo de escenarios suele reclamar. El conflicto de Oaxaca en 2006 sólo fue un destello, pero hay más indicios...” Luis Lozano considera que existe un ambiente de inconformidad social por el aumento de precios. “Exista o no crisis alimentaria a nivel mundial –afirma–, el gobierno federal siempre tiene programados sus incrementos a productos básicos o al salario, y eso no le gusta a la gente”.Francisco Hernández Juárez, presidente colegiado de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), sostiene que varias organizaciones ya tienen preparado un plan de acción para enfrentar las políticas económicas neoliberales.En entrevista con este semanario, el también dirigente del Sindicato de Telefonistas asegura que ante los embates a la clase trabajadora, los sindicatos podrían reaccionar con movilizaciones en las calles. Explica que desde 2006 la propia UNT, el Frente Sindical Mexicano (FSM), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el Comité Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros (Conorp) y otros organismos conformaron el llamado Movimiento Nacional Por la Soberanía Alimentaria y Energética, los Derechos de los Trabajadores y las Libertades Democráticas encaminado precisamente a ese propósito.“Exigimos aumento salarial de emergencia, renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN, el control de precios de 34 productos básicos, un programa emergente de producción de granos básicos, entre otras cosas”, dice Hernández Juárez.Ha pasado un año y, según el líder sindical, el gobierno aún no responde, por lo que siguen tendidos los puentes, a través de la STPS. Incluso, el pasado 29 de mayo tuvo una reunión privada con funcionarios de esa dependencia. Pero insiste: “Independientemente de los puentes tendidos, sigue programado el paro cívico para el próximo 1 de septiembre. Si no hay solución a los problemas sindicales, seguro que en los próximos años el ambiente será muy complicado”. l
No hay comentarios.:
Publicar un comentario