¡Bush recibió a Calderón disfrazado de perredista!
A mediados de noviembre del 2006 cuando, “de-acuerdo-a-la-tradición” míster George W. Bush recibía en el Despacho Oval al señor Felipe Calderón, quien aquí se ostentaba como “electo”, reparé junto con usted sobre el atuendo elegido por el inquilino de la Casa Blanca para recibir a su visitante. Vuelvo a hacerlo este día porque, otra vez, el ya casi ex presidente estadounidense, volvió a usar el mismo traje y la misma corbata:¿Qué mensaje enviaba el mandatario estadounidense George W. Bush, con su vestimenta, a su invitado Felipe Calderón en la Casa Blanca? Sentados frente a frente, al michoacano no debió pasar inadvertido que el texano estaba ataviado con “el uniforme” no sólo de Andrés Manuel López Obrador y el de todos quienes entre sus seguidores aparecen con atuendos similares a cuanto acto público o propagandístico son invitados.
¿Por qué los asesores de imagen de la Casa Blanca encasquetaron a Bush en un traje negro y, para contrastarlo, le colgaron al cogote una corbata amarilla? ¿Algún mensaje para FCH? Seguro que sí.Y es que usted estará de acuerdo conmigo. Al ocupante en turno del despacho oval no lo dejan vestirse solo. No nada más porque en ocasiones dé palpables muestras de que ni siquiera es capaz de atarse por sí mismo las cuerdas de los zapatos, sino porque cada vez más los “asesores de imagen” son quienes sugieran qué vestir, cómo peinarse y qué colores usar de acuerdo a la circunstancia y al objetivo perseguido en cada situación, al momento del día y al público al cual se dirigen.
¿Cuál fue el objetivo de “disfrazar” a Bush con los colores del PRD?
¿Por qué no le escogieron una bonita corbata regimentada con franjas azul celeste y blancas?¿Por qué una corbata amarilla?
¿Para poner incómodo a Calderón?
¿O ni siquiera se dio cuenta de la descortesía de la que fue víctima?
¿Sería por eso que Calderón salió corriendo de la Casa Blanca a encontrarse con el dirigente nacional del Partido Demócrata para ofender a quien ya lo había injuriado con su atuendo?
No faltará quien diga que me estoy fijando en una insignificancia… que lo realmente trascendente fue que, en palabras del propio Calderón, “la nueva relación con Estados Unidos”, lo cual no es sino una frase hecha que los políticos mexicanos sacan del desván cada seis años.
Y es que el poder usa todos los medios para expresarse. El lenguaje de la moda es uno de ellos.De las vestimentas se extrae información (o desinformación) sobre gustos, profesiones, procedencias geográficas, personalidades, opiniones, deseos sexuales e incluso estados de ánimo. Los “asesores de imagen” lo saben.
El impacto de una corbata negra no es el mismo que provoca una roja. Y por supuesto, el de una corbata amarilla tampoco tiene el mismo efecto de una blanquiazul.Carlos Salinas, por ejemplo, usa casi siempre de color verde, lo más parecido al del lábaro patrio.
José López Portillo usaba invariablemente de color negro.Y la apología al color de sus corbatas nos costó una macrodevaluación.¿Quién dice que no hubo mensaje de Bush a Calderón, al usar aquél una corbata amarilla?Y una vez más, este martes 13, ¡Bush recibió a Calderón disfrazado de perredista!
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