jueves, enero 15, 2009

Detrás de la Noticia. ¡Sorry, Mr. President!



15 enero 2009

La verdad, no podemos ser muy optimistas. Para Obama no constituyó un encuentro formal ni vinculatorio

Lo bueno es que Barack Obama no es rencoroso. Y que aparentemente se olvidó de que el gobierno calderonista se pronunció tácitamente por su adversario republicano John McCain. Cuando en plena campaña y ejerciendo el divino derecho de la inoportunidad apostó al caballo perdedor, cuando a las claras ya se veía venir el triunfo del demócrata. Eso nos pasa por andar de chiles fritos.

Como quiera que sea, habrá que reconocer esta de cal, por las muchas que van de arena de una diplomacia mexicana absolutamente extraviada en ocho años de gobiernos panistas. Tampoco es desdeñable que —aun tratándose de una costumbre— Felipe Calderón haya sido distinguido como el primer y único jefe de Estado que se encontró con Obama antes de que tome posesión como el presidente 44 de Estados Unidos la próxima semana.

Puede ser un buen principio. Habíamos insistido hasta la saciedad en la urgencia de plantarle cara y agenda al nuevo mandatario. Así que, por lo menos, ese primer objetivo se ha alcanzado.

Aunque, la verdad, no podemos ser muy optimistas. Por tres razones fundamentales: para Obama no fue un encuentro formal ni vinculatorio; a las presencias de nuestros secretarios de Gobernación y de Hacienda no correspondió con las de Hillary Clinton, secretaria de Estado, y Timothy Geithner, secretario del Tesoro; en consecuencia, tampoco se implementó lo que en diplomacia se denomina un “grupo de contacto”, es decir, un equipo bilateral de trabajo que garantice un seguimiento a lo hablado entre ambos presidentes.

A pesar de todo, algo de lo conversado trascendió a través de filtraciones o en boca de los dos protagonistas de lo que esperamos sea un primer encuentro. Así que, más allá de la sopa de tortilla y la falta de enchilada, hay algunas buenas intenciones sobre los grandes pendientes entre ambas naciones:

—Los dos presidentes —como consigna EL UNIVERSAL— se comprometieron a fortalecer la lucha contra el narcotráfico. Es un hecho que la gran mayoría de la droga que consumen más de 30 millones de adictos cada día se las enviamos desde acá.

Pero también es un hecho que todas las armas con que opera aquí el crimen organizado nos las envían desde allá. Por cierto, según ellos, sólo cuatro de sus 50 estados se libran de la presencia de los cárteles mexicanos. Difícil de creer, por más que se trate de una eficiente y organizada delincuencia.

Y sobre todo porque no se reconoce la existencia de ningún cártel gringo. Ni de un solo policía o juez corrupto. Como si la cocaína —por ejemplo— tuviera manitas para empaquetarse solita y patitas para distribuirse solita desde un bar en Nueva York hasta una fiesta en Hollywood.

—Mientras tanto, el tema de los millones de indocumentados mexicanos allá seguirá pospuesto. La vaga promesa del nuevo presidente de corregir “el maltrecho sistema de inmigración y promover una migración segura, legal y ordenada” no basta. Haría falta algo más concreto y programático. Además de que en este tema es el Congreso y no la Casa Blanca quien tiene la última palabra.

—Por lo que hace a la obviedad de la crisis económica como convocatoria, esta se ha centrado en la renovación del Tratado de Libre Comercio. Se va a revisar. No hay de otra. Fue una promesa de campaña que Obama le debe a sindicatos, agricultores y empresas que lo apoyaron. Y todo lo demás estará condicionado a esta revisión en la que querrán salir ganones. Por eso, desde ahora, habrá de afinarse una estrategia inteligente, si se puede.

Así que, intenso, arranca este 2009.

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