María Teresa Jardí
AMLO y Obama se parecen. Ambos provienen de partidos con apuestas neoliberales. Por Ambos, optaron los ciudadanos buscando cambiar al fracasado anterior inquilino de Los Pinos y de la Casa Blanca. Pero ni uno ni otro promovían ni menos garantizaban un cambio político.
La diferencia entre AMLO y el usurpador, impuesto en México, es que AMLO conserva algunas neuronas y el déficit de Calderón al respecto salta a la vista.
Esa es otra similitud entre AMLO y Obama y es lo que nos lleva a la primera gran diferencia.
A AMLO, aunque también ganó, no se le reconoció el triunfo. Fracasó el fraude impulsado por Bush en contra de Obama. Y aquí se concretizó, acabando con el IFE y con el TRIFE, con el Poder Judicial y con el Poder Legislativo, es decir, con la credibilidad total de los partidos políticos, el comandado, incluso por Aznar, desde la sombra.
Contra AMLO se cometió un fraude que empezó desde la cabeza, inexistente, de la Presidencia de la República, desde antes de la campaña, incluso del panista que eligió usurpar el poder en México. O al que impusieron como usurpador los que mandan, a pesar de que incluso les hubiera gustado que fuera otro aún más vinculado a Fox y muy similar en la estupidez característica de la inculta ultraderecha e incluso hasta puede ser que todavía más traidor, si cabe, y al que ya impulsan, de nuevo, desde el PAN, Espino y su equipo, es decir, El Yunque, es decir, el Ku-Klux-Klan, mexicano.
Sí, como ya sabrán o como ya habrán adivinado ustedes, me refiero al impresentable repartidor, a las televisoras, de los casinos en México, promotores, los dueños de los casinos --como cualquier persona pensante sabe-- del deterioro moral y de la violencia, a la que se han sumado, vía la garantía de impunidad a la corrupción convertida en regla del sistema, los partidos también, como generadores del “caos” necesario para impulsar la intervención en México incluso, vieja es ya la intervención de la CIA y de la DEA, del ejército norteamericano, de los marines, pues.
Sí, de los mismos que tomaron por asalto las calles del Centro de Mérida, cuando la reunión, punto de partida, del impulsor y del vasallo instrumentador del Plan México, es decir: Bush y Calderón, en la hacienda de otro igual de impresentable: Roberto Hernández. Después de pasar a cuchillo, es decir, de asesinar a los perros y gatos, para no afear el lugar, al paso por el cielo --el miedo no anda en burro-- del que se despide a zapatazos de la asesina gestión de la administración de un imperio que ya inicia su caída al infierno como sucedió con el de Roma cuando se corrompió hasta la médula como el imperialista actual.
Puede ser, quiero creer, deseo, espero, hago votos, etc…, para que AMLO entienda que no es suficiente con ser más honesto, más inteligente, más moral, más ético… Además de lo anterior, que es imprescindible tener, es necesario entender que llegó el momento de promover el cambio de sistema político.
Pero, sintiéndolo mucho, por aquellos que aún creen que Obama va a entender lo anterior, creo que van dejando en claro los nombrados como integrantes de su gabinete que Obama va a seguir los pasos de Bush. Quizá, no de manera tan primaria, quizá con algún matiz mínimo, quizá no sea tan asesino, quién sabe, pero aún no toma posesión y ya pinta para no entender que el capitalismo es el enemigo de la humanidad a perseguir como se tiene que combatir a la peste.
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