jueves, noviembre 15, 2007

¡Ahora resulta!

Rosa Esther Beltrán Enríquez
Publicado en el diario local (Saltillo) La Palabra: 14 Nov. 07

Ahora resulta que el juez Hiradier Huerta Rodríguez, quien llevó el caso de los militares que violaron a trabajadoras de la zona de tolerancia del municipio de Castaños, pidió al Papa Benedicto XVI iniciar un procedimiento canónico en contra del Obispo de Saltillo, fray Raúl Vera López, quien asegura el juez, atentó contra su moral.

Ahora resulta que las buenas conciencias están escandalizadas, indignadas, se santiguan, alborotan y arman gritería contra don Raúl, y el juez Huerta se presenta en la mismísima Santa Sede para entregar su denuncia. ¿Qué tal estuvo el paseo, señor juez?, ¿se divirtió su familia?, ¿echaron sus monedas a la Fontana de Trevi para que usted pueda regresar cuando el Papa Benedicto XVI enjuicie al señor Vera, como usted supone que sucederá?

¡Ahora resulta que los patos le tiran a las escopetas! Así que el señor Obispo atentó contra su moral, don Hiradier. ¿Y usted, por qué eludió exigir al Ejército Mexicano la presentación de los tres soldados que se fugaron, y por qué justificó la liberación de cinco que también tomaron parte en los hechos? Usted juez Huerta, sólo sentenció a una cuarta parte del total de los militares que las mujeres de Castaños identificaron como participantes en los bochornosos acontecimientos de la noche del 11 de julio de 2006, en ese ataque que duró más de cuatro horas en los antros; permítame que le diga señor Juez que su justicia salió muy mocha, y a ver ante quién me acusa.

Y a ver con quién denuncia a las decenas de organizaciones civiles que participaron en la defensa de este caso. ¿Dónde va a denunciar, juez Hiradier, a las Diputadas federales que estuvieron en Monclova durante el proceso, por ejemplo a Marina Arvizu, o la Senadora Rosario Ibarra?, ¿al Instituto de las Mujeres de Coahuila que se pronunció a favor de las mujeres del caso Castaños?, ¿al mismo Gobernador Moreira que declaró que él respeta la opinión del señor Vera en este caso?

En la página electrónica de CIMAC Noticias, hay más de 110 notas que dan cuenta de esta historia ruin. Señor Juez, ¿por qué no da detalles de la declaración que le disgustó?, Diga qué día, en cuál misa, en qué templo, y de qué ciudad hizo don Raúl las declaraciones que le ofendieron.

El 1 de octubre la revista Proceso informaba que, el Procurador Jesús Torres Charles anunció que "se apelará la sentencia, al considerar que existen elementos que el juez (Huerta) no tomó en consideración para emitir su fallo", ¿a él no lo va a denunciar por poner en duda su imparcialidad?

Los medios nacionales y locales comentaron las omisiones de este caso; por ejemplo, el aborto provocado por la violación a una de las sexoservidoras, el virtual secuestro de policías y clientes y las fintas (torturas) de fusilamiento a las víctimas. Si la violación tumultuaria les cambió la vida a las mujeres violadas por los militares, ¿por qué eludió usted dictaminar que los soldados repararan económicamente el daño que infligieron? ¿Ante quién lo denunciamos?

Señor Huerta, por si no lo sabe, la Santa (???) Inquisición está más que difunta, pero ahora resulta que usted pretende revivirla.

En Coahuila, don Raúl ha sido el único que ha defendido hasta las últimas consecuencias a las viudas de Pasta de Conchos, a los migrantes, a las reclusas y reclusos de los Ceresos, a las mujeres de Castaños y con la colaboración de un pequeño grupo de laicos y sacerdotes, se han logrado impulsar algunas causas que de otra forma habrían sido sepultadas en el abismo de la impunidad, que es la compañera real y verdadera de la justicia que ustedes imparten en este País.

Ahora resulta que usted, Juez, acusa a don Raúl de Abuso de Potestad Eclesiástica; diga: ¿cómo le hizo para que tan fácilmente le recibieran de inmediato la denuncia en Roma, qué hilos movió para entrar al Vaticano?

¡Ahora resulta!, que el Juez Huerta se apostó como portavoz de las fuerzas más retardatarias de este País, aquellos que militan en el Yunque o en el sinarquismo, en los poderes fácticos de las altas esferas, los que no soportan que alguien les dé voz a los que no la tienen.

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