Roberto Garduño y Enrique Méndez
Con enojo, Héctor Larios Córdova reclamó ayer al administrador de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados haber colocado botellas en el bar que los diputados del blanquiazul ocupan en sus oficinas del cuarto piso en San Lázaro.
Al conocerse la existencia de ese lugar de esparcimiento, diputados de PRI, PRD, PT y Convergencia demandaron a los panistas expliquen públicamente por qué desvían recursos del erario a sus “satisfacciones personales”.
Legisladores de Acción Nacional justificaron la existencia del bar con el argumento de que un espacio similar fue creado desde la 56 Legislatura, cuando la bancada era coordinada por el actual senador Ricardo García Cervantes.
Sin embargo, en esa época (1994-1997), García Cervantes únicamente ordenó habilitar un cubículo con un frigobar, una televisión y una mesa redonda con sillas para que los panistas pudieran “aliviar el estrés” jugando al dominó, y algunos pedían hielos y alguna botella “para pasar el rato”.
No obstante, el bar autorizado por Larios Córdova causó controversia en San Lázaro. El vicepresidente de la mesa directiva, el perredista Luis Sánchez, afirmó: “ahora lo entiendo todo. Me parece lamentable; no es sano para los trabajos legislativos y es un gasto abusivo de los recursos públicos. Si algún diputado tiene necesidad de un trago, lo debería resolver de otra forma”.
Mientras José Manuel del Río, diputado de Convergencia, atribuyó la existencia del bar a “la buena vida que suelen darse” los panistas, el petista Silvano Garay lamentó: “es una prueba más de la doble moral panista, que se da golpes de pecho, pero no duda en darse una vida disipada en cualquier momento, además a costa del erario”.
Para estos sátrapas el trabajo legislativo es cuestión de pachanga y esparcimiento. He ahí la seriedad con la que toman su trabajo, altamente remunerado con el dinero del pueblo.
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