Pascual Serrano
Aunque Estados Unidos está presente constantemente en nuestros medios de comunicación no dejo de sorprenderme y de descubrir hechos e informaciones de ese país absolutamente desconocidas y silenciadas. Con motivo del debate de una ley sobre la homofobia sabemos que en 31 de 52 estados de EE UU es legal despedir a alguien por su preferencia sexual. Y aunque este 7 de noviembre ha sido aprobada en el Congreso una ley contra esa discriminación, no se incluye a los transexuales, tal y como sucede ahora en 39 estados, en los cuales estos transexuales pueden ser despedidos por el mero hecho de serlo.
La segunda información que he conocido recientemente sobre Estados Unidos, es que hay treinta mil personas encarceladas sin haber cometido ningún delito, sólo por ser inmigrantes. Ya en diciembre del año pasado, la organización Texanos Unidos por la Familia (Texans United for Family) denunció que entre ellos se encontraban 300 menores, algunos de tan solo tres años. Además se trata de un jugoso negocio para las empresas privadas encargadas de mantener detenidos en las prisiones.
Y si alguien cree que esas políticas de Estados Unidos no le afectan, quizás le interese conocer la última noticia. El 13 de noviembre, el Washington Post informaba sobre el programa militar de “ataque mundial inmediato”, incluido en el proyecto de ley de asignaciones militares dotado de 460.000 millones de dólares. Según ese programa el ejército de Estados Unidos podrá disparar misiles de precisión de seis toneladas contra cualquier lugar del mundo en un tiempo máximo de dos horas. Según el Washington Post, esta cabeza de misil sería lanzada al espacio en un cohete, volaría sola hasta el blanco, liberaría su carga y luego regresaría a la Tierra. Eso para los que no son ni homosexuales ni inmigrantes.
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