jueves, noviembre 22, 2007

La recomposición del movimiento obrero chileno

Aporte al Debate Sindical

Tendencia Socialista Revolucionaria (TSR)
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Diversas movilizaciones obreras, con una marcada tendencia explosiva y violenta, nos evidencian el carácter que tiene, y seguirá teniendo, el desarrollo de la lucha de clases.

Han sido sectores productivos, de materias primas para la exportación, en donde se ubican grandes concentraciones de obreros, quienes se han movilizado, logrando romper la tendencia aislacionista de enfrentar a la clase explotadora y su modelo económico.

Este flujo ascendente de la combatividad obrera está lejos de detenerse.

En el área industrial urbana, los niveles de respuesta del proletariado se nos presentan a primera vista engañosamente contradictorios, oscilando entre el arrebato de pequeñas conquistas económicas, a huelgas de alto contenido orgánico y combativo.

Sin duda la profundidad y extensión que alcance la combatividad del proletariado, estará determinada, en el corto plazo, por factores económicos exclusivamente.

Este nuevo ciclo de ascenso obrero encuentra un proletariado disperso en innumerables sindicatos, federaciones y confederaciones, con muy escasas posibilidades de dirigir este flujo combativo.

Todo nos indica que será en el fragor de las luchas cotidianas, que se forjará una nueva dirección obrera.

El heterogéneo sector servicios, tanto público como privado, se sigue movilizando en forma constante, aunque dividido, respondiendo a las asfixiantes condiciones laborales que la burguesía le ha impuesto, a través del modelo económico y toda una legislación laboral que le permite generar una mayor concentración de capital.

Sin mayores soluciones a sus demandas, este sector, otrora parte de la base social de la Concertación, desconfía de todo el espectro político actual.

Han sido las últimas movilizaciones obreras, las que han instalado toda una preocupación a nivel de gobierno para enfrentar lo que ellos vislumbraban como una generalización del conflicto social, ante lo cual han maniobrado, por una parte, llamando a un nuevo pacto social entre los empresarios, el gobierno y la CUT, para frenar las futuras movilizaciones de la clase obrera. Por otra parte, es por todos conocido el hecho de las medidas represivas que se han implementado de un tiempo a esta parte, consistentes en allanamientos en los sectores populares, tendientes a desarmar las movilizaciones que cada día adquieren niveles extremos de violencia.

Incipientes fuerzas centrifugas comienzan a tomar nuevas formas en la Concertación erigiéndose como paladines de la justicia social, presentando algunos quiebres en el bloque gobernante, ejemplo de esto es Chile Primero. Hasta el falangista Frei, comienza a sacar añejos y gastados discursos de “un país de corte nacionalista” como alternativa al actual modelo.

La CUT sigue cumpliendo inalterablemente con el objetivo para el que fue creada: frenar cualquier tipo de movilización popular; ninguna fuerza interna o externa se vislumbra que provoque un posible cambio de rumbo.

Sólo intereses partidarios del Partido Comunista (acabar con el binominalismo, el acceso de dirigentes sindicales al parlamento, etc.) son los que de alguna manera han provocado los últimos llamados a movilizaciones por parte de la CUT.

Se hace necesario instalar en cada sindicato, federación, etc., y fundamentalmente en el trabajo que se realiza en función de la Conferencia Nacional de Trabajadores, la discusión de la necesidad de avanzar en el desarrollo orgánico hacia formas superiores que aglutinen, coordinen y orienten políticamente el sindicalismo.

Como propósito cardinal debemos trabajar en función del planteamiento de una CONSTITUYENTE SINDICAL que tenga un abierto carácter de clase.

El desarrollo de la lucha de clases ha puesto al movimiento obrero en particulares y trascendentes condiciones. La clase proletaria sigue enfrentando la arremetida empresarial de forma dividida, recién comienzan a producirse las primeras formas que tienden a revertir esta tendencia (forestal, minera). Carente el proletariado de una orgánica “natural” que represente sus intereses, aparece esta deficiencia como otra característica que actúa en su contra.

Los procesos políticos-sociales que se generaron a partir de mediados de los años treinta, mantuvieron a la clase obrera, en la cual, si bien existieron movilizaciones y luchas sociales, eran los partidos políticos tradicionales (PC, PS), quienes, producto de políticas conciliadoras enmarcadas en un proceso de industrialización (desarrollo económico), les permitieron, a través de sus bases (militantes) sindicales, encausar todo el descontento por la vía reformista conteniendo el desarrollo de la lucha de clases.

Salvo los incipientes gérmenes de auténtico poder popular de los años 1970-1973, el proletariado chileno, en términos generales, ha estado en varias décadas bajo la influencia de los partidos reformistas, enmarcados por las diversas formas orgánicas que el estalinismo ha engendrado, o bien ha desformado (Frente Popular, FRAP, CUT).

Adolece el proletariado chileno de una auténtica experiencia de autoorganización “libre” de políticas partidistas que persigan la conciliación y la manutención del sistema capitalista. Agregado a esto tenemos que la dictadura militar destruyó los gérmenes de autoorganización, como fueron los Cordones Industriales y los Comandos Comunales, organizaciones que cuestionaban las bases del sistema de explotación, cortando una brecha generacional de transmisión de una experiencia rica en contenido revolucionario.

La necesidad de generar la discusión al interior de los sindicatos y al interior del proceso de Conferencia Nacional de Trabajadores, de tender a la unidad del movimiento obrero cobra hoy día una importancia histórica, toda vez que el sindicalismo tiene la posibilidad de ponerse al frente de la lucha sindical con un programa y una orgánica autogestionada.

La socialdemocracia y el reformismo obrero ya no tienen nada que ofrecer.

Se deberán centrar todos nuestros esfuerzos en llevar adelante el proceso de Conferencia Nacional de Trabajadores, debemos dotar a la orgánica que surja de este proceso, de los elementos teóricos que permitan avanzar en la profundización y extensión de la lucha de clases.

La Tendencia Socialista Revolucionaria es la organización chilena relacionada con la Cuarta Internacional

http://puntodevistainternacional.org/spip.php?article84

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