Julio Hernández López
El segmento perredista proclive al entendimiento con Felipe Calderón se ha avenido virtuosamente a los planes de los poderes terreno y religioso (el eje Los Pinos-Catedral) que a partir de la provocación con campanas pretenden cerrar judicialmente el paso a protestas políticas y sociales que desborden los límites “institucionales”. Acomedidos, los declarantes distinguidos de Nueva Izquierda han criticado y denunciado los magnificados “excesos” dominicales de ciudadanos indignados. En realidad, lo que buscan es bajar de tono e intensidad la resistencia civil al calderonismo y castigar la creciente crítica al entreguismo y traición de presuntos izquierdistas (hoy se abrirán expedientes judiciales por el caso de la Catedral; mañana se podrá hacer lo mismo con quienes sin parar recuerdan a F.C. en actos públicos, o sus inmediaciones, su origen electoral).
Modernos, civilizados, muy bien entendidos, los campaneros del PRD han trabajado intensamente para construir lazos de complicidad con empresarios, intelectuales “moderados” (a algunos de ellos, en premio, los impulsan a ocupar plazas en el IFE: consejerías a la carta), el círculo íntimo del felipismo y, ahora, con el alto mando del clero político. Por ello es posible ver en querellante estampa de hermandad política e ideológica al chuchista secretario general del comité nacional perredista, Guadalupe Acosta Naranjo, con el presidente del Colegio de Abogados Católicos, Armando Martínez Gómez. Por sus denuncias los conoceréis. Ausente (salvo Carlos Navarrete, coordinador de los senadores) la primera plana de Nueva Izquierda el día del Zócalo y las campanas, ahora ese grupo es el más presente en el juego de las indignaciones y los bochornos. ¡Oh, cómo es posible que la gente se comporte así: a ese paso quién sabe qué querrán en 2010 que no sean festejos acartonados! Lo importante para los políticos de badajo jalado con la izquierda es ayudar a que sea satanizado el movimiento de resistencia civil. Por ello no critican la provocación a campanazos ni hablan del chantaje clerical ni se oponen a las maniobras norbertinas: lo que quieren es mano dura contra quienes se enfrentan a los poderes pervertidos, ellos, desde luego, en ese santo paquete.
Astillas
Bitácora de cine (algunos ejemplos): Bryan reporta: “Este 19 quedé con mi familia de vernos en el Cinemex de Iztapalapa para ver Fraude, México 2006 en la función de las 18:10 horas. Uno de nuestros parientes llegó antes y entró a la sala; nosotros llegamos a la taquilla a las 18:20 y ya no nos quisieron vender boletos, argumentando que la sala estaba llena y ya no había boletos, por lo que mi familia y mucha gente más no pudimos entrar. Al salir mi pariente, después de ver la película, me informó que la sala estaba casi vacía. Pregunté a la cajera qué pasaba y no supo dar contestación; mandé llamar al gerente, de nombre Martín, y tampoco me supo explicar”. Carmen Sánchez Crespo: “Este domingo 20 fui con mi familia a ver Fraude a las 16:25 en el Cinépolis de Plaza Cruz del Sur en Cholula, Puebla, y dos veces la imagen se puso borrosa y no la detuvieron para arreglarla, aunque los espectadores lo pedíamos a gritos. Después de dos intentos de arreglarla, nos la pusieron ya avanzada, y pedimos que la regresaran adonde nos habíamos quedado. Luego nos la pusieron desde el principio (como burla, porque tendríamos que volver a ver media hora que ya había pasado, y a esas alturas ya habíamos perdido una hora). Entonces entró una empleada del cine y nos insultó diciendo que nos fuéramos, ‘que éramos una bola de ignorantes’. La mitad de la gente se fue y ya no regresó. Los demás reclamamos a la gerencia y finalmente la volvieron a poner donde nos habíamos quedado. Claramente la intención era sabotear la película, que la gente se fuera y que se corriera la voz de que no se podía ver. El sonido también estaba mal”. Una historia similar vivió el 18 David Colmenares en la misma sala: “La película se tornó borrosa pasados los 20 minutos. Protestamos y más de un cuarto de hora después pusieron la película desde el inicio. La mitad de la sala se fue. Llegado de nuevo el minuto 20, sucedió lo mismo. Indignados salimos casi todos de la sala y, en cuanto estábamos fuera, la película se reanudó normalmente”. Arturo Moreno: “En un Cinépolis de Culiacán en que sí pasaba Fraude no estaba anunciado en la marquesina, y la página web no daba la información de manera correcta, así es que hablé por teléfono y, en una sala, la señorita que me contestó me dijo que no sabía de qué cinta le estaba hablando, y en la otra francamente la empleada me dijo que a quién le importaba esa película y groseramente me colgó el teléfono”. Mauricio de Luna: “en los Cinépolis de Plaza San Miguel, en Cuautitlán Izcalli, anunciaron Fraude en las carteleras exteriores con las letras más deslavadas que se pudieron encontrar, así que no se aprecia bien el nombre”… Claudia Castillo: “Fui el domingo a Cinépolis del Centro Comercial La Cúspide, en Lomas Verdes. De 11 que éramos, sólo le contaron a Mandoki ocho pues, como cada quién pagó sus entradas, una de mis hermanas pagó tres boletos y sólo le dieron uno, sin el número de sala, y le dijeron que ese valía por tres. Cuando entró, le quitaron el boleto completo y no le entregaron su comprobante”… Muchos lectores se quejan, por cierto, de que a sus ciudades no ha llegado el documental. Es importante recordar que el número de copias de la cinta (200) no permitió su estreno nacional, pero pronto llegará a otras plazas... Y, mientras Héctor Sánchez Navarro convoca a defender el celibato sacerdotal como al petróleo, pues permite “evitar que esa especie se reproduzca: imagínate que además de los sahaguncitos tuviéramos a los riveritas, sandovalitos y cepeditas. Mejor que sigan como personajes de Walt Disney, con puros ‘sobrinitos’”, ¡hasta mañana, con una delegación de senadores gringos, con el líder al frente, que vendrán a México a hacernos entender las bondades del Plan México llamado Iniciativa Mérida!
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