David Carrizales (Corresponsal)
Monterrey, NL, 21 de noviembre. La secretaria general del Instituto Latinoamericano de Estudios Geopolíticos (Iladeg), Elsa María Bruzzone, advirtió que así como Irak fue invadido por su petróleo y Afganistán por su gas natural, los países de América Latina y el Caribe, que poseen los mayores recursos hídricos del planeta, hidrocarburos, yacimientos minerales y gran biodiversidad, pueden también ser despojados militarmente de sus riquezas por las grandes potencias que han agotado las suyas por sobrexplotación o manejo ambiental inadecuado.
La especialista en asuntos de geopolítica, estrategia y defensa, oriunda de Argentina, visitó Monterrey para presentar el documental Sed: invasión gota a gota, realizado en 2006, el cual tiene el propósito de “lanzar una voz de alarma sobre la forma en que, desde los centros de poder mundial, se ha aplicado una política de control y dominio de nuestros recursos”.
Comentó que el filme, dirigido por Mausi Martínez, también es “un llamado a los pueblos hermanos del continente y del mundo para que no permitan que sus clases dirigentes y gobernantes entreguen las riquezas naturales a las trasnacionales asociadas al Banco Mundial y otros organismos que, en conjunto, responden a la potencia imperial de turno”.
El documental, explicó Bruzzone, se enfoca al Acuífero Guaraní que comparten Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, “que por decisión de los gobiernos nacionales, desde 1998 está en manos del Banco Mundial, que está realizando la exploración del recurso junto con distintas agencias gubernamentales europeas y estadunidenses, en sociedad con trasnacionales y otros organismos económicos y financieros mundiales”.
Según especialistas, dicho acuífero sería suficiente para dotar de 100 litros diarios de agua a 6 mil 500 millones de personas durante 200 años.
Bruzzone destacó que sólo 2.5 por ciento del líquido existente en el planeta es potable, y el proceso de desalinización es caro, por el uso de energía, y complicado porque no hay forma de deshacerse de los productos químicos que se utilizan en la potabilización, lo que en 1997 llevó al entonces vicepresidente del Banco Mundial, Ismael Serageldin, a decir que las próximas guerras mundiales podrían ser por el agua.
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