Angélica Enciso L.
Expertos señalaron los factores que llevaron al desastre en Tabasco Foto: Alfredo Domínguez
Las obras hidráulicas realizadas en Tabasco para el control de inundaciones y desagüe han alterado la hidrodinámica fluvial de la entidad, la cual concentra la tercera parte del agua que se precipita en el país, señala José Luis Martínez, experto del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
Por su parte, el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM advirtió que las condiciones climatológicas que se presentaron en la entidad y que fueron uno de los factores del desastre se debieron a la presencia de La Niña, además de que hay 80 por ciento de probabilidades de que este fenómeno permanezca tres meses más.
La Niña provoca un incremento de lluvias en el sur del territorio nacional y los pronósticos que se tenían en julio y agosto indicaban que en la zona habría precipitaciones muy por encima de lo normal. De acuerdo con estudios, señala, “es posible que los eventos extremos en precipitación hayan aumentado de manera considerable desde principios del siglo pasado”.
El análisis de Martínez, divulgado en la Gaceta del IMTA, advierte que la operación de las presas Angostura, Chicoasén, Mal Paso y Peñitas, sobre todo esta última, repercute de manera directa en el nivel de los ríos y lagunas de la entidad; “ello implica alta responsabilidad técnica, ambiental, económica y social en el manejo del agua”.
Indica que los cauces fluviales pueden alterarse de manera natural, pero también son susceptibles de modificación antropogénica, y señala que en la segunda mitad del siglo pasado comenzó en la entidad una política hidráulica orientada al aprovechamiento productivo y al control de sus recursos hídricos.
Con ese fin se hicieron obras para el control de inundaciones, drenaje y desagüe en la región del bajo Grijalva, a cargo precisamente de la Comisión del Río Grijalva, lo cual dio paso a proyectos de desarrollo agrícola como el Plan Chontalpa, las cuales alteraron la hidrodinámica fluvial local.
Refiere que además hubo una gran explotación de maderas preciosas, como el cedro y la caoba; se dio el avance de la ganadería extensiva y la selva se redujo de tal forma que en la década de los 80 quedaba 7 por ciento de la superficie vegetal.
Sostiene que la entidad siempre ha sufrido inundaciones, pero ninguna había sido tan devastadora como la ocurrida en días recientes. Entre los principales factores que sumados determinaron esta tragedia están el azolve de los cauces de los principales ríos, agravado por la deforestación de la selva tropical; precipitaciones intensas en el alto Grijalva, que rebasaron la capacidad de retención de la presa Peñitas, lo cual llevó a desfogarla a partir del 27 de octubre con 2 mil metros cúbicos por segundo.
Advierte que hace falta un plan hidráulico y un programa social de prevención de inundaciones. Señala que si el programa de reconstrucción no toma en su justa dimensión todos estos factores, en unos años la entidad volverá a ser víctima de un desastre igual o peor.
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