Carlos Fernández-Vega
Pesimista percepción sobre la economía de los países
La democracia empresarial instaurada en Latinoamérica y los gobiernos gerenciales de él emanados mantienen una asignatura pendiente con el grueso de la población, que se refleja en los siguientes indicadores regionales: de 1997 a 2007, el apoyo a este modelo cayó de 63 a 54 por ciento, y la satisfacción con la democracia de 41 a 31 por ciento.
Dada la carencia de resultados, se acabó el efecto de “luna de miel” que solían tener esos gobiernos en el pasado reciente, donde “todo se veía mejor inmediatamente después de una elección”, subraya el informe Latinobarómetro de este año, el cual precisa que de 2006 a 2007 el índice de apoyo a la democracia cayó 4 puntos porcentuales, lo que deja claro que las cosas no funcionan como se presume desde el micrófono oficial, y que en términos concretos las expectativas para la generación futura de latinoamericanos tampoco son positivas.
Sobre este último aspecto, el informe subraya que la percepción de los latinoamericanos sobre una posible mejoría en la situación económica futura de sus respectivos países disminuyó de 39 a 31 por ciento de 2006 a 2007. La reducción se observa en casi todas las naciones, excepto en Venezuela: 60 por ciento de los venezolanos piensa que la situación económica del país será “mucho mejor/mejor” en 2008 que en 2007. En las tres economías más grandes de la región (Argentina, Brasil y México) la disminución en esta expectativa es grande.
De 2006 a 2007 en Argentina cae 26 puntos porcentuales (de 54 a 28 por ciento), en Brasil 20 puntos (55 a 35) y en México 13 puntos (39 a 26, con lo que ocupa la posición número 13 de 18 posibles). Estas cifras indican que los ciudadanos saben que la situación económica del país en 2008 será menos favorable que en el presente año. Hay países que tienen una expectativa futura especialmente restringida, como en el caso de Paraguay (16 por ciento), El Salvador (20) y Perú (21).
Por lo que toca a la percepción acerca de una eventual mejoría sobre la situación económica familiar futura, el resultado es similar: disminuye de 49 a 46 entre 2006 y 2007. Esta caída es congruente con la menor cantidad de gente que espera que la situación económica de sus respectivos países sea “mucho mejor/mejor” el próximo año, ambos indicadores se han movido casi siempre en la misma dirección a lo largo de las 12 mediciones desde 1996.
Las expectativas de la situación económica familiar futura son más altas en Venezuela, Colombia (61 por ciento en cada caso) y Brasil (60). Las más bajas se reportan en Argentina (36), Chile (34) y El Salvador (26). En 2006 encabezaban este ranking Brasil (70), Colombia (65), Venezuela (63) y Argentina (59), mientras México tenía 51 por ciento y Chile 49. El Salvador, por su parte, estaba al final de la lista de 2006, con 23 por ciento.
La caída producida en Argentina (de 59 a 36 por ciento) está relacionada con la menor expectativa de crecimiento económico que se espera de ese país. La Cepal proyecta una tasa de crecimiento de 7.5 por ciento para 2007 y 5.5 para 2008. La situación económica chilena también es más incierta debido a los problemas energéticos que enfrenta.
Respecto al problema más importante del país, la percepción de los latinoamericanos se enfoca a dos temas: desempleo y delincuencias. El crecimiento económico ha tenido impacto significativo sobre los problemas principales que se plantean en los países. En 2007 el problema más importante de la región es el desempleo (18 por ciento) y la delincuencia (17); le sigue la economía, problemas económicos financieros con 11 por ciento y la corrupción, con igual proporción. El desempleo como problema más importante cae 6 puntos entre 2006 y 2007, y se encuentra en su nivel más bajo desde 1997 cuando 19 por ciento de los habitantes de la región opinaba que el desempleo era el problema más importante.
Esta caída del desempleo como problema es consistente con la modesta disminución de la desocupación regional después de la crisis asiática de finales de los 90 y del aumento de la participación laboral. De acuerdo con datos de la Cepal, la participación laboral rondará este año 54 por ciento de la población económicamente activa, un aumento de 2 puntos con respecto a 2002, siendo la mayor participación que se observa en la región desde 1990, pero a todas luces insatisfactoria.
La delincuencia sube uno punto porcentual de 2006 a 2007, y alcanza 17 por ciento. La delincuencia se mantuvo como un problema “menor” en la región (menos de 10 por ciento de las respuestas) entre 1995 y 2004 cuando 9 por ciento de los habitantes opinaba que la delincuencia era el problema más importante. A medida que disminuye la importancia del desempleo como problema principal aumenta la importancia de la delincuencia como el problema más relevante de América Latina.
Para Latinobarómetro lo anterior es significativo porque “la delincuencia no es coyuntural como el tema del desempleo” (una “coyuntura”, dicho sea de paso, que se prolonga por más de cuatro lustros) y “no se soluciona con crecimiento económico”, lo que augura el surgimiento de nuevos problemas con mayores grados de complejidad. La delincuencia con Estados débiles y pobreza es una fuente que dificulta la gobernabilidad.
Las rebanadas del pastel
La mejor evaluación en América Latina corresponde a Bolivia. De esta nación, Latinobarómetro precisa que “la democracia se consolida como en ningún otro país en los últimos cuatro años desde 2004, en adelante”, dado que aumentan todos los indicadores de manera consistente: el apoyo a la democracia de 45 por ciento en 2004 a 67 por ciento en 2007; la satisfacción aumenta de 17 a 41 por ciento; la confianza de 42 a 63 por ciento; al mismo tiempo, disminuye de manera sustancial la cantidad de la población que tiene dificultades para llegar a fin de mes (68 a 47 por ciento), lo que refleja directamente el aumento de la democracia y el mejoramiento de la situación económica.
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